Al menos 170 personas murieron en Nepal tras los intensos aguaceros que provocaron inundaciones en la capital, Katmandú, y en otras partes del país.

Grandes zonas del este y del centro del país se han visto inundadas, al igual que barrios enteros de la capital. Los ríos se desbordaron, con su consiguiente lote de daños y pérdidas de vidas humanas.

El balance sigue aumentando y se establece ahora en 170 y 42 desaparecidos, según el ministerio del Interior. Un hombre de 40 años tuvo que huir con su familia la madrugada del sábado, cuando el agua se metió en su cabaña.

“Volvimos esta mañana y todo había cambiado. No podíamos ni abrir las puertas de casa, estaban bloqueadas por el barro. Ayer teníamos miedo de que el agua nos matara, y hoy no tenemos agua para limpiar”.

Kumar Tamang, damnificado

Algunos de los damnificados se refugiaron en el tejado de los edificios, y otros huyeron avanzando con dificultad por el agua fangosa.

“Da miedo. Nunca vi tamaña destrucción”, dijo Mahamad Shabuddin, dueño de un taller de reparación de motos, cerca del río Bagmati.

El río Bagmati y sus afluentes, que cruzan Katmandú, se desbordaron e inundaron los barrios ribereños, además de arrastrar vehículos, pasada la medianoche del sábado.  

Al menos 35 de las personas fallecidas se encontraban a bordo de tres vehículos, y se vieron sepultadas vivas cuando un deslizamiento de terreno se abatió sobre una autovía al sur de Katmandú.

En las tareas de rescate participan más de 3 mil personas, con ayuda de helicópteros y embarcaciones.

Los monzones, de junio a septiembre, provocan cada año muertos y daños en todo el sureste asiático, pero el número de inundaciones y deslaves aumentó en los últimos años. Los expertos estiman que el cambio climático ha incrementado su frecuencia y gravedad.